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Alicia en el país de la inteligencia artificial

Alicia suele despertarse con el olor del café recién hecho. Cuando la cafetera se pone en marcha automáticamente, las persianas se suben lentamente, dejando entrar los tenues rayos de sol. Alicia no pudo evitar sonreír mientras abría sus ojos.

  • Buenos días, Noux – saludó Alicia a la nada.
  • Buenos días, Alicia. Hoy has dormido ocho horas y media de sueño reparador. Va a ser un día excelente para tu excursión a la montaña – contestó Noux, su asistente virtual.

Alicia tomaba el café mientras miraba por la ventana. Entonces recordó que sus botas de senderismo se habían roto en la última excursión. También pensó en qué llevar puesto para la fiesta de esa misma noche en casa de su amigo Max.

Cuando acabó el café, pidió al asistente que pusiera música. Se desvistió y entró en la cápsula de ducha.

  • Noux, empecemos a planear el día. Tengo que comprar unas botas para la excursión. Y se me había olvidado devolver el vestido que compré hace dos semanas – dijo al asistente, mientras se vestía frente a su espejo virtual.
  • Perfecto. Según la información que tengo, necesitarás unas botas más resistentes, ya que tus caminatas suelen ser más largas y más periódicas. He seleccionado diferentes marcas y estilos. Algunas tiendas nos han enviado descuentos por ser nuevos clientes. Estas son las opciones que creo que te gustarán – respondió el asistente, mientras proyectaba en el espejo virtual los diferentes productos.

Alicia se miraba las impurezas en la piel que le señalaba el espejo y las iba corrigiendo con los productos que le recomendaba el mismo asistente. Al mismo tiempo que prestaba atención a las botas que había seleccionado Noux para ella. Cuando acabó su cuidado facial matutino, eligió las botas que más le habían gustado. El espejo inteligente proyectó una imagen de cómo le quedarían las botas con toda su  equipación de montaña. Le encantó el toque de aventurera que le daba el estilo retro de las botas.

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  • ¿Qué tienda nos viene de paso para recoger las botas? – preguntó a Noux.
  • Un segundo. Me voy a comunicar con los sistemas de las tiendas.

Al cabo de unos pocos segundos, el asistente le señaló cuál era la tienda más cercana y la ruta que tenían que seguir. Le pidió autorización a Alicia para realizar la compra y reservó la recogida para una hora estimada. Noux también se había comunicado con la otra tienda y había solicitado la devolución del vestido. Sólo tenían que dejarlo en la tienda para que el reembolso se hiciera efectivo.

  • Cuando me digas, llamó al I-Drive – le dijo el asistente.

Alicia acabó de hacer la mochila para la excursión, se puso su reloj inteligente y salió de su casa. El I-Drive estaba a unos pocos metros de la casa. Alicia desbloqueó la puerta del vehículo con el reloj y se subió en el asiento del conductor.

Siempre que iba de excursión a las montañas prefería alquilar un I-Drive, ya que eso le daba más flexibilidad y libertad. Lo que más le gustaba de este tipo de vehículos es que podía elegir entre conducirlo o ponerlo en piloto automático.

Noux había trazado el trayecto más rápido para devolver el vestido y recoger las botas antes de dirigirse a las montañas. Alicia sólo tuvo que seguir el navegador para llegar a la tienda. Al llegar a la primera parada, bajó del coche y dejó que se aparcara solo.

Cuando Alicia entró en la tienda, la dependienta le sonrió y la saludó por su nombre. A Alicia no le sorprendía que la llamaran por su nombre en las tiendas del barrio, ya que era muy común que los sistemas de reconocimiento biométrico de los negocios guardaran los datos de los clientes para poder ofrecerles productos con más precisión.

Alicia caminó hasta el rincón donde se encontraba la zona de atención al cliente y devoluciones, colgó el vestido un raíl automatizado. Un pequeño escáner comprobó que las etiquetas y el vestido estaban en buenas condiciones, entonces el rail empezó a moverse hasta desaparecer por una puerta que iba hacía el almacén. A los pocos  segundos, le llegó una notificación a su reloj informando que la devolución del dinero se había hecho a su cuenta corriente.

Antes de salir se dio una vuelta por la tienda, mirando los nuevos modelos de la temporada. Se puso a leer detenidamente las perchas inteligentes, observando el tipo de material reciclado con el que estaban hechas cada una de las prendas, el origen de cada componente, su nivel de sostenibilidad y su impacto social.

Esa era la tienda de ropa favorita de Alicia. Le encantaba el tipo de ropa que tenían, el nivel de sostenibilidad de todas las prendas y los diseños personalizados que le ofrecían cada temporada.  Cogió un par de vestidos y se los llevó al probador inteligente.

Cuando llegó a los espejos, escaneó la prenda y la pantalla proyectó cómo le quedaría el vestido, sin llegar a ponérselo físicamente. Alicia se movió, dio vueltas y caminó un poco. Luego le pidió al espejo que le ofreciera unas sandalias a juego. El asistente de estilismo del espejo le proyectó una imagen completa y le encantó cómo le quedaba el conjunto.El espejo le confirmó su talla de pie y sus medidas. Alicia se dirigió al mostrador para recoger las prendas.

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  • Aquí están las sandalias que has elegido, Alicia. ¡Te quedarán estupendas! – sonrió la dependienta.
  • Muchas gracias. Es que tengo una cena esta noche y quería ponerme algo nuevo. Por cierto, ahora me voy de excursión. ¿Podrías enviarme el pedido a casa?
  • Sí, claro. Ningún problema. Conecta tu asistente, para que confirme tu dirección a nuestro sistema y acuerde la entrega. Tendrás todo para cuando vuelvas a casa.

Alicia le entregó el vestido a la dependienta, se despidió y salió de la tienda. A los segundos Noux le envió un mensaje con la confirmación de la compra y de la entrega por parte de la tienda. Ella se dio prisa para subir al I-Drive ya que había perdido más tiempo del que esperaba.

Noux había actualizado la ruta para ahorrar tiempo, ya que el tráfico se había congestionado por la ruta original. Cuando llegó a la tienda de deporte, bajó del coche rápidamente y se dirigió a la zona de recogida de pedidos. Noux preparó en el reloj el QR de la venta, ella lo escaneó y un dependiente robótico le entregó las botas a los pocos segundos. Alicia salió a toda prisa de la tienda, pues no quería perder más tiempo.

Al subirse al coche, puso el vehículo en modo automático para poder probarse las botas. Comprobó que le venían a la perfección. Se relajó un poco y dejó que el coche saliera de la ciudad, mientras ella se deleitaba mirando los campos verdes y los gigantes generadores eólicos que abastecían de electricidad a toda la ciudad.

Ya una vez en la falda de la montaña le ordenó a Noux que le sincronizara el trayecto elegido para ese día y que siguiera su actividad en silencio. Conectó su minicámara deportiva y empezó a marchar.

Este era el hobbie favorito de Alicia y lo hacía cada fin de semana: caminar por los bosques y ver desde lo alto de las montañas la majestuosa ciudad, sin la antigua cúpula gris que recordaba cuando era niña.

Pensó en su padre y en las primeras excursiones que hizo con él por aquellas montañas. Le entró algo de nostalgia pensar que él no pudo ver el cielo azul ni cómo el país fue cumpliendo con todas las metas de descarbonización, hasta dejar de lado completamente los combustibles fósiles.

Cuando llegó a la cima, una luz argenta y mágica coronaba todo el valle a sus pies. Su corazón se revolvía de alegría y tomó un par de fotos con su cámara. Se quedó contemplando el paisaje en silencio, hasta que Neux la interrumpió con un aviso.

  • Lo siento, Alicia. Pero hay aviso de lluvia en la zona. Tienes el tiempo justo para bajar al coche.

Ella le hizo caso a su asistente. Bajó rápidamente por la montaña, siguiendo el camino que conocía. Al llegar al I-Drive, la lluvia empezó a caer con fuerza. Entró en el coche y le dio las gracias a Noux por el aviso. Arrancó el coche y condujo hasta la autovía. Luego lo puso en modo automático. Seleccionó música relajante.

  • Por cierto, Noux. Selecciona el vino que te apetezca y unos canapés para llevar a casa de Max.
  • Confirmado, Alicia. Estará en casa cuando llegues- le dijo el asistente mientras ella cerraba los ojos y la lluvia acariciaba los cristales del coche.

Este relato futurista ambientado en el año 2030 parece ciencia ficción. Sin embargo, para sorpresa de muchos, hay negocios y empresas de moda y retail que actualmente ya usan algunas de las tecnologías descritas (espejos y probadores inteligentes, tiendas sin cajeros, servicio al cliente omnicanal, etc) para ofrecer una experiencia mejorada y más novedosa a sus clientes.

¡El futuro ya está aquí!

Sciling

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